¿QUÉ SUCEDE CON NUESTROS ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS EN EL SALVADOR?

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¿QUÉ SUCEDE CON NUESTROS ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS EN EL SALVADOR?

Luis Colato
En los 70´s, el estudiantado universitario, como el de secundaria destacaron por el grado de compromiso social y conciencia de clase que tenían, que los movió a sumarse a los movimientos sociales y políticos de la época, participando activamente, demandando sus derechos, y disponiéndose para la lucha que se avecinaba.
Muchos pagaron aquella valentía con sus vidas, en heroicas acciones que ahora nos parecen hasta banales, pero que para comprenderlo deberíamos vivir el contexto histórico.
Y si, fueron heroicos.
Empero, las cosas han cambiado y se diría que los de ahora no son jóvenes, pues parece que no les corre sangre por las mejías, que no los indigna nuestra historia.
Para comprender esta situación, primero debemos comprender su contexto.
Si regresamos de nuevo a los días del conflicto, recordaremos como la oligarquía y el ejército por concejo de los EEUU, desmontaron el sistema de educación pública de entonces, que fuera fundamental en la formación de conciencia de los educandos de la época, pues aquellos educadores, fruto de un proceso formativo diferente por completo al actual, eran fundamentalmente profesionistas de vocación, y por tanto profundamente comprometidos con los fenómenos sociales de la época, que aunado al modelo educativo de entonces, promovió el que el sistema educativo, incluso con sus limitaciones, conformo el elemento que consolido el vertebrado político e histórico de aquel momento.
Cuando el sistema educativo durante el primer quinquenio de los 80´s, fue reorganizado de acuerdo a los intereses oligárquicos, paso primero por la fase de privatización en la formación de educadores, que abandonó el modelo de las Normales, para ser trasferidos a aquellas universidades de parqueo que entonces se fundaron en cada esquina.
El producto fueron docentes sin compromiso social, cuya formación en seco derivó de la introducción de un modelo que hace énfasis en lo memorista y bancario, confinando el universo educativo al aula, divorciándolo del mundo circundante, que anulara aquella formación comprometida antes referida, suscribiéndola en cambio a la de técnicos educativos, docentes en toda forma, pero sin el alma que distinguió al educador comprometido con las trasformaciones sociales, que Ralph Waldo Emerson siempre evoco como referente.
El punto es que aquello ha derivado en un modelo educativo ausente, es decir, en un esquema que hace énfasis en el individualismo como prioridad, en detrimento de la cooperación y la empatía, en el que además el esfuerzo no se materializa en la comprensión y el análisis, sino solo en memorizar.
Así los educandos derivados del sistema como bachilleres no están comprometido con la clase social a la que pertenece, generando toda suerte de anomalías conductuales, por su ausencia de conciencia, y, en consecuencia, de comprensión de nuestra historia, por lo que sencillamente no se comprometen con ninguna causa que no sea la suya, incluso afectándolos negativamente.
Así, debemos reconocer que el modelo económico ha sido exitoso corrompiendo la conciencia de nuestros jóvenes, favoreciendo el estatus quo que los excluye.
La solución: retomar un modelo comprometido con las transformaciones sociales y el progresismo.
¿Cuándo?

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